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Estados Unidos de Ocasio-Cortez

Publicado originalmente en El Salto Diario

La joven congresista está poniendo sobre la mesa temas que hasta ahora no eran prioritarios para los demócratas como el aumento de impuestos y el Green New Deal.

 

Nueva York

En su primer día en el Congreso, Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York, 1989) se unió a un grupo de activistas de Sunrise Movement en una sentada en la oficina de la presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, quien representa el establishment y al ala más centrista del partido. Los activistas pedían la creación de un comité para el cambio climático para desarrollar la idea del Green New Deal (nuevo pacto verde, literalmente), propuesta respaldada por Ocasio-Cortez: un plan político-económico que permitiría hacer la transición de una economía de combustibles fósiles a una economía de energías renovables, libre de emisiones de carbono en un plazo de diez a doce años. Entre otras medidas, Ocasio-Cortez propone la creación de un programa de trabajo federal garantizado. De momento, el Green New Deal es solo un documento de once páginas en Google Docs que el equipo de la congresista preparó en un fin de semana pero, como todo lo que hace Alexandria Ocasio-Cortez, apodada AOC, el plan se ha hecho viral.

Hace un año, Alexandria Ocasio-Cortez servía cócteles en un bar de Manhattan. Hoy es la congresista más joven de los Estados Unidos y la cara más visible de un cambio generacional, ideológico, de diversidad étnica y cultural dentro del Partido Demócrata. Esto se debe, en parte, a su excelente manejo de las redes sociales, que le ha permitido llegar a una audiencia menos politizada y conectar mejor con los jóvenes y la comunidad latina.

La congresista de 29 años está haciendo streaming de su vida en Washington DC y de sus primeros días en el Congreso. Su popularidad la ha llevado a tener su propia parodia en el programa de humor Saturday Night Live y un espacio en el famoso programa 60 minutes en la cadena CBS, presentado por Anderson Cooper. Allí aprovechó para anunciar su intención de gravar un tipo marginal del impuesto sobre la renta del 70% a las personas con ingresos de más de diez millones de dólares. Con esa subida de impuestos, la congresista prevé conseguir el dinero para financiar su propuesta de Green New Deal.

Impuesto a millonarios

AOC no ha presentado todavía ningún plan específico ni detallado de cómo funcionaría el tipo marginal aplicado a los millonarios. Durante su entrevista con Cooper, Ocasio-Cortez especificó que no se aplicará a todos por igual “pero, a medida que subes la escalera, deberías contribuir más”, añadió. “La gente tendrá que empezar a pagar su parte justa de los impuestos”, concluía AOC en la entrevista con Cooper.

En un país donde el 1% más rico se lleva a casa el 20% de los ingresos y posee el 40% de la riqueza de la nación, muchos economistas están de acuerdo en que la creciente desigualdad es uno de los problemas más urgentes. Según datos publicados por Washington Post, en 2016 hubo 16.000 familias con más de diez millones. Siguiendo el estudio, suponiendo que los ricos no encontraran vacíos legales para evadir sus responsabilidades fiscales. Con el impuesto que plantea AOC se recaudarían 72.000 millones de dólares anuales.

Economistas como el premio Nobel Paul Krugman o Robert Reich, ex secretario de Trabajo durante la presidencia de Clinton, han respaldado también la propuesta. Recuerdan que la idea no es nueva. Ya en 2012, los reconocidos economistas Peter Diamond, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, y Emmanuel Saez, de la Universidad de California en Berkeley, publicaron un artículo en el que constataban que la tasa tributaria máxima óptima era del 73%. No sería la primera vez que en los Estados Unidos las rentas más altas tienen un tipo marginal de este calibre. En los años 50, durante la presidencia de Dwight Eisenhower, los impuestos a las fortunas más altas llegaron a situarse por encima del 90%.

Sin embargo, la economista británica Grace Blakeley argumenta que un tipo marginal del 70% a las rentas más altas no es suficiente si no se imponen restricciones del capital: “El problema con estos economistas ‘progresistas’ es que no parecen estar interesados ​​en los factores estructurales que han hecho tan fácil la competencia fiscal”, opina Blakeley. “Las tasas impositivas no empezaron a disminuir porque todos decidieran repentinamente que era una buena idea permitir que multinacionales como Apple pagaran impuestos a un tipo del 0,005%. Los tipos impositivos empezaron a disminuir porque las élites así lo quisieron”, señala Blakeley.

En la misma línea, el profesor de la Universidad de Massachusetts-Amherst y director del Political Economy Research Institute, el economista Robert Pollin, que apoya la idea de Ocasio-Cortez de incrementar la tasa marginal para generar beneficio, considera que hay que ampliar miras: “Esta transferencia masiva de ingresos de los trabajadores a los ricos necesita ser atacada desde distintos frentes, no solo con el aumento de la tasa impositiva marginal más alta después de que los ingresos brutos se hayan distribuido de manera tan injusta”, argumenta Pollin. “Dos herramientas importantes para aumentar los ingresos brutos para las personas más pobres son: un salario mínimo mucho más alto y sindicatos más fuertes, para negociar el bienestar de los trabajadores”, concluye.

Fight for 15

Precisamente, Ocasio-Cortez se dio a conocer por su defensa de la subida del salario mínimo a 15 dólares la hora, una de las demandas clave de Bernie Sanders, aprobada hace dos años en el Estado de Nueva York y que se ha hecho efectiva en 2019 en la ciudad de Nueva York para las empresas de más de once empleados. Además, el programa de Ocasio-Cortez incluye demandas como sanidad pública universal —Medicare para todos—, la abolición de la policía migratoria
—conocida como ICE—, matrícula gratuita para los estudiantes universitarios y la creación de un programa federal de trabajo garantizado con sueldos referenciados a ese objetivo de 15 dólares la hora.

Iran Lissar, profesora adjunta en Lehman College, piensa que es muy difícil que estas propuesta salgan adelante: “Las leyes de impuestos, con sus vacíos legales, están hechas para gente que tiene dinero, así que es muy fácil que no lleguen a pagar nunca un tipo del 70% por su capacidad de hacer lobbying a los representantes”, explica. Por ejemplo, los millonarios conservadores hermanos Koch, propietarios de un conglomerado de empresas de petróleo, gas y todo tipo de productos de consumo, hicieron donaciones a 178 congresistas y a 17 senadores republicanos en las pasadas elecciones de medio mandato. Desde hace años vienen influyendo a los legisladores republicanos para crear una corriente negacionista del cambio climático, que en última instancia llevó al presidente Trump a salirse del acuerdo sobre cambio climático de Paris. El Partido Demócrata nunca ha sido ajeno a la influencia decisiva de donantes millonarios a sus campañas electorales, algo que ha cambiado tímidamente con la llegada de Sanders y Ocasio-Cortez.

Carrera de las Presidenciales

Los rumores y las primeras apuestas sobre los potenciales candidatos a las primarias de los demócratas para las elecciones presidenciales de 2020 llegan en medio del cierre de gobierno más largo de la historia. Ante la imposibilidad de aprobar los presupuestos, que incluían 5.000 millones de dólares para el muro en la frontera con México —una de las promesas estrella de Trump—, el presidente decidió cerrar. De momento, 800.000 funcionarios están sin sueldo y los demócratas han asegurado, a través de la portavoz de la Cámara baja, Nancy Pelosi, que no cederán y no aprobarán ningún presupuesto que incluya dinero para el muro.

La tensión está alta en un Washington en shock por la investigación especial sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016. El exabogado de Trump, Michael Cohen, fue condenado a tres años de cárcel por financiación ilícita, en episodios de soborno a las supuestas amantes del presidente.
En este contexto, el Partido Demócrata se debate entre la izquierda más “radical” y la esperanza de que el centrismo se imponga cuando Trump caiga como fruta madura. La tendencia iniciada por Bernie Sanders y el movimiento Occupy Wall Street se ha hecho más grande con la presencia de la congresista neoyorquina y de las organizaciones que la ayudaron a llegar al Congreso: Justice Democrats y Brand New Congress. Estas organizaciones reclutan a personas ajenas al círculo político y las preparan para una campaña que aspiran a ganar en bases ajenas al aparato demócrata que sostuvo a Hillary Clinton y se dio de bruces con su incapacidad de conectar con las poblaciones de los Estados del rust belt —cinturón industrial—, donde se cimentó la victoria de Trump.

El equipo de Ocasio-Cortez y la apertura de miras que supone para un partido desconcertado se ve acompañado de representantes progresistas novatas, con menos focos encima pero también consideradas outsiders de la política, como Rashida Tlaib, la primera mujer palestino-americana en el Congreso y representante del Distrito 13 de Michigan, el tercero más pobre de los Estados Unidos; Ilhan Omar, representante de Minnesota, y la primera mujer somalí y musulmana que logra entrar al Congreso; y Ayanna Pressley, la primera mujer afroamericana elegida para el Congreso por Massachusetts. Nunca antes en la historia de los Estados Unidos la Cámara baja había sido tan diversa y con un número tan alto de personas jóvenes y mujeres. La llegada de representantes de diferentes etnias, culturas y religiones pone de manifiesto que los representantes del Partido Demócrata se acercan más a su base.

La ola de nuevos demócratas que juraron su cargo en el Congreso encabeza la reacción institucional a la política de odio de Trump, lo que hace más evidente la polarización de un país en el que, en un año, los crímenes de odio han aumentado un 17%. Para muchos, como consecuencia directa del discurso del presidente y su justificación de la supremacía blanca. Un reciente estudio de Pew Research Center constata que la Generación Z, la más diversa de la historia, se mueve a la izquierda en los temas de la agenda social. Pero, pesar de que Ocasio-Cortez ha conectado con los llamados millenials, el ala más centrista y conservadora del partido demócrata le ha negado el acceso al Comité de Presupuestos, el más importante del Congreso, donde Pelosi es la mujer fuerte del partido.

La joven latina comienza a suscitar una incomodidad similar a la que genera Bernie Sanders. El senador de Vermont criticó duramente en las primarias de 2016 el poder de las multinacionales y de Wall Street en la política norteamericana pidiendo que se expandieran los beneficios sociales y se incrementara el salario mínimo. La joven congresista cita a Sanders como una de sus inspiraciones, aunque el veterano activista no ha anunciado si dará el paso de presentarse de nuevo para las primarias demócratas a las presidenciales de 2020, junto a una veintena de candidatos no confirmados. Entre los confirmados están la senadora para Massachusetts, Elizabeth Warren, y la senadora de California, Kamala Harris. Nombres como Joe Biden, vicepresidente de Obama, suenan como posibles candidatos; o el joven Beto O’ Rourke, ex congresista por Texas que perdió en su carrera para senador contra Ted Cruz.

Por el momento, la influencia de Ocasio-Cortez es más grande fuera del Congreso que dentro. Algunos la comparan con Trump por su uso de Twitter y por tener un discurso político alejado del establishment. Aunque los dos son neoyorquinos, sus estilos y su origen son muy diferentes. Bernie Sanders tendrá 79 años en enero de 2020. Queda por ver qué camino seguirá Alexandria. Algunos la ven como la candidata para las elecciones de 2024, cuando cumpla los requisitos mínimos de edad para poder ser presidente de los Estados Unidos, 35 años.

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